El Teléfono de la Esperanza es una organización sin ánimo de
lucro que ofrece apoyo emocional y ayuda psicológica a personas en crisis.
El trabajo consiste
en atender las llamadas que llegan a las líneas telefónica de la asociación, mediante
diferentes técnicas de escucha.
Para poder ser voluntario tienes que hacer un curso de varias
semanas, para prepararte como manejar llamadas de personas en situaciones límites
y para ofrecerte el apoyo necesario.
Hay un proceso de selección que incluye entrevistas y
evaluaciones para asegurar que eres apto para el tipo de trabajo que
realizarás.
Ser voluntario requiere tener una gran capacidad de empatía,
paciencia y una actitud no juzgadora hacia las personas que buscan ayuda.
Puedes obtener más información detallada y específica
visitando el sitio web oficial del Teléfono de la Esperanza de tu ciudad.
Aquí os cuento mi experiencia personal. Rellené la solicitud,
me hicieron la entrevista y fui aceptada para el curso de formación. Durante
varias semanas asistí a las sesiones y aprendí sobre temas como depresiones,
duelos y desengaños amorosos. Hacíamos prácticas de cómo responder a las
llamadas, y el formador siempre me decía que lo hacía bien, que sabía escuchar
y resolver situaciones con soltura.
Un día tratamos el tema del suicidio, y me sentí abrumada.
Mientras explicaban las pautas de actuación, solo pensaba: "No sabré
actuar y alguien morirá por mi culpa". Había un protocolo: si notábamos
desesperación real en la persona al otro lado del teléfono, debíamos tocar un
botón que activaba un dispositivo conectado con la policía. Yo solo debía
mantener a la persona entretenida hasta que llegara la ayuda.
El monitor me aseguró que era muy improbable recibir una
llamada de una persona con intenciones suicidas y aún menos probable que
llevara a cabo su propósito. Sin embargo, decidí dejar el curso. Hoy, después
de más de 15 años, creo que tomé la decisión correcta.