El dolor me acompaña desde hace bastantes
días. Se apodera de mi brazo izquierdo y no me da un respiro. Al principio no
le hago caso, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un parasito que
habita en mí.
Comparte conmigo todos los
acontecimientos de mis últimos días, se empeña en no dejarme tranquila, me
impide vivir relajada, y lo más duro es que cuando creo que se ha marchado, reaparece
y continúa a mi lado.
Necesito encontrar una estrategia para
ganarle la partida, y me resulta imposible. Es mucho más fuerte que yo, más
poderoso, más insistente...
¡Eres perverso ¡
¡Aléjate de mí!, ya has habitado en mi
cuerpo demasiado tiempo, dame una tregua, intentemos llegar a un pacto...
Es cierto que no puedo evitarte, sin
embargo no me voy a rendir. Quédate si a si lo quieres, pero te advierto que mi elección será no sufrirte.
¿Como te encuentras?
ResponderEliminarEste dolor me machaca.
ResponderEliminarPara conbatirlo,me han recetado unas pastillas,pero no debo tomar el sol.Se trata de elegir entre calmar el dolor o disfrutar del sol.
De momento opto por la playa e intentar convivir con este malicioso acompañante.