Un amigo me cuenta que nuca sería capaz de escribir sus intimidades en un
blog, y es más no acaba de entender, como yo, una persona tan celosa de su vida
privada lo hago.
Podría contestarle a él directamente, pero prefiero hacerlo por este medio.
Pocas personas conocen la identidad de Edna Carol, y yo me aprovecho de mi
anonimato para escribir las cosas que me inquietan. Tengo mucho problema para
verbalizar en privado mis inquietudes, mis anhelos, mis necesidades, y gracias
a este blog soy capaz de hacerlo, es más necesito escucharme.
Durante una larga etapa de mi vida hice una terapia con alguien de quien ya
he hablado en más de una ocasión, más aún, una persona a la cual menciono en los agradecimientos de
mi libro, porque me ayudo muchísimo. Recuerdo que hablar me hacía muy bien, y
aunque aquí nunca escribiré las cosas que le contaba en aquellas cuatro paredes,
si que utilizo este medio para expresarme, para desahogarme, y para explicar
algunas cosas que no soy capaz de contar cara a cara.
Pero tengo mi espacio de intimidad, que nunca comparto con nadie, una
parcela que me pertenece a mí, y que es sagrada.
Ahora me encuentro mal, y no quiero ocultarlo, necesito expresar lo que me
sucede, quiero pregonar que mi vida ha cambiado, que me he convertido en una
verdadera inútil, que dependo de un taxi o de la compañía de algún ser querido.
Mi lesión de peroné se ha convertido en una pesadilla, no veo la manera de
salir de esta encrucijada y volver a mi vida normal.
Me siento como un reo cumpliendo una condena, con la única diferencia de
que yo no hice nada para estar encarcelada.
Se acabó la paciencia, no mejor dicho nunca la tuve, no aguanto más que me
digan que debo animarme porque hay cosas peores. Estoy cansada de oír que
aproveche este parón en mi vida para leer, y hacer cosas que cuando estoy en
activo no pedo hacer.
No me vale ningunas palabras de ánimo, no las quiero, lo siento.
Quiero conversaciones normales, no quiero compasión, ni penas, ni lastima,
solo necesito que me traten como una persona normal, que no me hagan mención a
mi pierna, porque ya no se poner buena cara y decir: Estoy bien!