Hola Antonio!
Aquí estoy como cada año desde que te marchaste, escribiéndote unas palabras
de recuerdo.
No pienses que solo me acuerdo de ti en estas fechas, no, para nada, muy a
menudo estas en mi mente y en la de muchos compañeros de trabajo.
¿Te cuento algo?
Veras, el otro día limpiaba correos del ordenador y encontré una carpeta
que la titule “importante”, cuando la abrí había un mail de Escaramís que
había mandado a todo el claustro dando la noticia de tu partida. Yo me había
enterado horas antes, ya que él me llamo a casa. Recuerdo que cuando descolgué el
teléfono, escuche una voz que me dijo:
-
Soy Josep.
No hizo falta que hablara más, mi corazón sabía el motivo de la llamada…
Sabíamos de tu estado, de la gravedad, pero nunca esperas que alguien tan
importante pueda marcharse para siempre.
Bueno, no quiero que esta carta sea triste, solo un homenaje a uno de los
mejores amigos que he tenido en mi vida.
Antonio, te echo de menos, y siempre recordaré, los cigarrillos que nos fumábamos
en la puerta del centro, acompañados de una larga conversación.
Nunca te olvidaré!
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