sábado, 27 de septiembre de 2014

Derecho a morir dignamente



No soy un enfermo terminal, tampoco una persona depresiva con fantasías suicidas. Solo deseo manifestar aquí y ahora que solo yo tengo el derecho inalienable de decidir sobre mi propia vida y mi propia muerte. Ni dioses, ni clérigos, ni jueces, ni nadie, por muy bien pensante o poderoso que se precie, pueden decidir sobre mi vida y mi muerte. Haciendo mías las palabras de Nietzsche, "esta es la muerte que deseo: la muerte libre, que viene a mí porque yo quiero".




Antonio Aramayona

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