Estoy triste, cabreada, con ganas
de gritar y decir: No es justo.
Cuantos años has pasado con esa
terrible enfermedad, cuantos días terribles, cuanto sufrimiento para tener este
maldito final.
Estoy muy lejos de ti y de
nuestra familia, sin embargo te llevo en mi mente. No paro de penar en ti, ¿porque
te ha llegado el momento tan joven?
No puedo entenderlo, no quiero
entenderlo, me da rabia que una persona como tú nos haya dejado.
Recuerdo la última vez que te vi,
fue en el aeropuerto de Barcelona, coincidiste con mi madre, y te desviviste en
cuidados con ella.
Mi madre me dijo cuándo te
marchaste, que dulces, como me ha tratado y no paraba de llamarme “tita”.
¡Qué asco es esta vida!
Se lleva a las personas que más
necesitan estar en este mundo porque son buena gente y además, tienen un marido
e hijos pequeños.
Como siento que la vida te haya
jugado esta mala pasada.
Créeme, lo siento de todo corazón.
Imagino como estará tu marido, mi
primo, y tus hijos, y me muero de rabia de que estén sufriendo tanto.
Estés donde estés, espero que tu
sufrimiento se haya acabado.
No te voy a olvidar nunca.!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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