Un pueblo tranquilo, apenas pasan
coches, se escucha el ruido del silencio, y el aire se respira puro.
Un apartamento con muy pocos metros,
es lo que buscaba, desde la ventana se ve un pequeño puerto, de donde llegar un
olor a mar que la embruja.
Cada mañana, a muy temprana hora,
desayuna en compañía del mar. El resto de la mañana lo dedica a ponerse delante
de su ordenador y escribir.
Ha sido su sueño durante mucho
tiempo, alejarse de su entorno y dedicar unos días a plasmar en un papel la historia
que le ronda por la cabeza.
Probablemente no publicará ese
segundo libro que muchas personas esperan, pero si existirá.
Acabado, se quedará en un cajón,
y quien sabe, si en los últimos años de su vida, el libro vea la luz, y todos
las que creen conocerla sabrán como es, como fue su vida, como disfrutó y
sufrió mucho.
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