Increíblemente, hoy no he comprado ni un solo libro, raro en mí, no solo porque no compre mis cuatro o cinco libros habituales, sino que desde el verano no he tenido en mis manos ni unos solo. Atrás quedó aquella rata de biblioteca que no podía vivir sin leer.Me pesa, pero me compensa porque mi tiempo de lectura lo invierto en otros temas que me satisfacen tanto o más.
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