Y de nuevo una noche más en
urgencia de un hospital, cada seis meses, solemos tener un problema de salud
grave con un componente de nuestra familia.
Es agotador luchar para que ella
se deje llevar a que la vea un médico.
-
No, no quiero, llévame a casita.
Estas son las tristes palabras
que utiliza, para evitar que la ingresen. Lo pasamos muy mal, porque es como si
la estuviéramos fallando, la llevamos a un lugar donde se niega a ir, pero por
encima de todo hay algo que nos interesa mucho, y es que este bien, a pesar de
que hacemos cosas que ella no quiere.
Quiero que sepas, que te
queremos, que eres como una hija mayor, y que seguiremos luchando porque estés
bien, aunque eso signifique nuestro desgaste físico y emocional.
Cuenta con nosotros, que siempre
te vamos a proteger.
¡Te quiero Rosita!
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