viernes, 29 de noviembre de 2019

Te acompañaré en esta etapa....




Recuerdo cuando era pequeña, y dependía de ti. Eras una persona que se preocupaba mucho de mí, al igual que de los demás componentes de la familia.
Tu trabajo fue siempre buscar nuestro bienestar, eras dura y paralelamente muy blanda, firme y débil a la vez.
Si me ponía enferma, recuerdo que pasabas la noche a los pies de mi cama, dispuesta a cuidarme y ayudarme a pasar los malos momentos.
Te desvivías por hacernos siempre comidas diferentes, que sabias que nos gustaban.
Tu vida era tu marido, mi padre, y tus hijos. No recuerdo una mala cara, ni mucho menos una discusión con la persona con la que empezaste un proyecto de vida.
Nunca habrá días en mi vida para agradecerte todo lo que hiciste por mí, y por el resto de la familia, en particular por papa. Tuvo una muy larga enfermedad, años y años en una cama, y jamás te quejaste, nunca nos pediste ayuda, porque ya éramos mayores, teníamos nuestra vida, y no quisiste que la cambiáramos.
 Fuiste una campeona, y todavía a tus 93 años lo sigues siendo.
Los años han ido pasando y esa mujer fuerte, se va desgastando, día a día veo como te vas deteriorando y eso me hace sufrir mucho. No puedo explicar lo que siento, es algo que no quiero compartir con nadie, salvo con mi pareja, que lo vive a mi lado.
Te tendré a mi lado, te cuidaré, te mimaré y te protegeré de la misma manera que un día tú lo hiciste conmigo.
Gracias, gracias y mil veces gracias.

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