Día a día mis dos cuentas de
correos: la de mi trabajo y la de la asociación que presido se llena de mail. Dedico
un buen tiempo a leer toda la información que me envían, y respondo a todo lo
que me solicitan o leo la nueva información recibida.
Sin embargo, mi cuenta personal está
vacía, nadie me escribe, espero cada día el mensaje de alguien que se acuerde
de mí, pero no llega.
Es cierto que yo tampoco escribo,
no quiero molestar, me sabe mal incordiar a aquellos que algún día fueron
personas importantes en mi vida.
Ahora que son fiestas y que todos
estamos más sensibles, con más ganas que nunca de desear buenos propósito para
el año que comenzará dentro de poco, quizás ahora reciba algún mensaje.
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