Ella es una privilegiada, hoy
comienza a disfrutar un periodo de vacaciones y no está feliz. No sabe en que
invertirá su tiempo, está nerviosa por ese parón en su vida.
¿Cuantas personas quisieran estar
en su lugar?, lo entiende, y siente vergüenza por declarar que no se siente
bien sin trabajar.
¿Cuándo miles de personas las
necesitan?
Si, sabe que es una frivolidad
decir estas palabras, pero no puede remediarlo, sería absurdo gritar a los
cuatro vientos que está feliz de tener días de descanso.
Ahora no le queda más remedio que
trabajar en casa; nuevas campañas, proyectos que impliquen ampliar horizontes,
ideas renovadas…
Intentará leer, una de sus
aficiones que tiene olvidada, quizás también escriba algo, paseará todo lo que
su dañada pierna le permita, pero su propósito fundamental será recuperarse.
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