No quiero poner la maldita
palabra, prefiero redactar mis pensamientos sin mencionarla, porque me está
haciendo mucho daño.
Es un monstruo trasparente que nos
esta cambiando la vida. Atrás quedan los días de stress, las idas y venidas, el
no tener tiempo para nada…
Mi vida, como la de todas las
personas del mundo es diferente, solo mantengo contacto directo con las
personas que viven en mi casa, la chica de la tienda de ultramarinos de mi
barrio, y el chico de la frutería.
De repente y aún sabiendo la
existencia de las vídeo llamadas, se han incorporado a mi día a día.
Ver a mi hija, que está muy lejos,
a mi hermana y amigos, hace que me sienta más próximo a ellos.
Estoy muy activa, ya os explicaré
en otra entrada lo que hago cada día, y sobre todo estoy muy optimista.
Esto pasará, y cuando llegue el
momento de volver a nuestras rutinas diarias, estoy segura, que durante un
largo tiempo valoraremos muchos más, cosas que teníamos y ahora no están a
nuestro alcance.
¡ANIMO! ¡PROHIBIDO DEPRIMIRSE!
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