domingo, 3 de mayo de 2020

Diario de una mujer desconsolada





Que sola me has dejado, siempre a tu lado, hablando, cuidándote, viendo la tele…
Me siento desamparada, me he convertido en una mujer con mucha amargura en su corazón. Mis facciones han cambiado, atrás quedó aquella cara que siempre tenía una sonrisa, me cuesta, es como si me hubiera olvidado de  reír.
Tengo a mi hija y su padre que me adoran, se preocupan por mi y me cuidan mucho, pero el amor que siempre me has dado ha sido diferente al de ellos.
Viene a mi memoria los últimos años de tu vida cuando decías que yo era tu madre, que los papeles habían cambiado y que ahora era yo la que te trataba como una niña. ¡Cuánto me gustaba que me llamaras mama!
Mis cuidados hacia ti, no tienen comparación con lo que tus has hecho durante toda tu vida.
Te admiro y siempre lo haré, me enseñaste muchas cosas; a no discutir por cosas sin importancia, el valor de la solidaridad ( hasta días antes de partir, seguías haciendo una hucha que me dabas de vez en cuando, para mis “viejecitos” de la organización donde colaboro), aprendí el amor por la lectura, afición que también tenía papa…Tantas y tantas cosas, que no tendré días en mi vida para agradecerte todo lo que has hecho por mi , papa y mis hermanos.
Recuerdo que, por la noche, cuando te llamaban mis hermanos, al colgar siempre decías:
-          Como me gustaría que el día que yo falte, sigas teniendo relación con ellos.
Mama, ahora soy yo la matriarca, cada noche sigo con la costumbre y los llamo.
¡Seguiré con tu legado!
Noto tu presencia, cada minuto, hora y día. Por favor sigue cuidándome porque lo necesito mucho.
¡Te quiero ¡

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