En momentos en que una noticia genera opiniones y juicios apresurados, es importante recordar que no somos jueces ni poseemos toda la verdad. Cada caso tiene su complejidad, y detrás de los titulares existen personas, familias y sentimientos que merecen respeto.
Creo firmemente en
la inocencia de quien hoy es señalado. Me resulta difícil imaginar que pudiera
ser capaz de un acto tan doloroso y terrible. Por eso, elijo confiar en la
justicia, pero también en la humanidad que aún deseo ver en cada persona.
El principio de la
presunción de inocencia no es solo una norma jurídica, sino un valor humano
fundamental. Mantenerlo vivo significa apostar por la justicia, la prudencia y
la empatía.
Antes de emitir
juicios o repetir versiones, detengámonos un instante. Escuchemos con respeto,
hablemos con cuidado y no olvidemos que todos, en algún momento, podríamos ser
los señalados.

