sábado, 18 de octubre de 2025

Apenas lo conocí…


 

En momentos en que una noticia genera opiniones y juicios apresurados, es importante recordar que no somos jueces ni poseemos toda la verdad. Cada caso tiene su complejidad, y detrás de los titulares existen personas, familias y sentimientos que merecen respeto.

Creo firmemente en la inocencia de quien hoy es señalado. Me resulta difícil imaginar que pudiera ser capaz de un acto tan doloroso y terrible. Por eso, elijo confiar en la justicia, pero también en la humanidad que aún deseo ver en cada persona.

El principio de la presunción de inocencia no es solo una norma jurídica, sino un valor humano fundamental. Mantenerlo vivo significa apostar por la justicia, la prudencia y la empatía.

Antes de emitir juicios o repetir versiones, detengámonos un instante. Escuchemos con respeto, hablemos con cuidado y no olvidemos que todos, en algún momento, podríamos ser los señalados.


martes, 14 de octubre de 2025

Soy una abuela ilusionada

 Hoy mi corazón late con una alegría distinta, profunda, luminosa. He recibido uno de los regalos más hermosos que la vida puede ofrecer: me he convertido en abuela. Una maravillosa niña ha llegado al mundo, y con su llegada, ha llenado de ternura cada rincón de mi alma.


Desde el primer momento en que supe de su existencia, sentí una emoción indescriptible, una mezcla de amor, esperanza y gratitud. Y cuando la tuve entre mis brazos por primera vez, comprendí que mi vida se había transformado para siempre. Su diminuto rostro, sus manitas, su respiración suave… todo en ella es un milagro que me recuerda lo bello que es seguir soñando.

Ser abuela no es solo ver crecer una nueva generación, sino revivir la magia de la infancia desde otro lugar: con la calma, la paciencia y la sabiduría que dan los años. Es volver a cantar nanas, contar historias y mirar el futuro con los ojos llenos de amor.

Mi nieta es un rayo de luz que ilumina mis días, una promesa de vida que renueva mi espíritu. Hoy me siento plena, agradecida y profundamente feliz. Porque en cada sonrisa suya descubro que el amor, cuando se multiplica, no envejece: florece.