sábado, 16 de julio de 2011

¡NO A LA CAZA!


La caza provoca muy al contrario los múltiples destrozos de los animales. A causa de la caza, los animales son espantados innecesariamente, lo que a menudo aumenta más su necesidad de alimentarse y con ello los daños a causa de ello. El extendido argumento de que los animales cinegéticos provocan destrozos considerables, sirve tan sólo como pretexto de los cazadores para introducir temporadas de caza más largas o mayores cuotas de disparos...

Los cazadores sustituyen a los extinguidos animales predadores.
Nuevas investigaciones demuestran que los denominados animales predadores no son los responsables de la regulación, es decir del control numérico, de sus presas. Los animales rapaces apresan preferentemente sobre todo animales viejos, enfermos y débiles, devoran carroña y contribuyen así a un sana existencia de los animales silvestres. Un cazador que dispara a gran distancia sólo puede juzgar en el mínimo de los casos si un animal está enfermo o es viejo...

La caza es protección activa de la naturaleza.

La caza significa una destrucción del equilibrio natural del ecosistema. Esta puede llevar a diezmar o exterminar especies de animales. Los cazadores son unos aprovechados de la naturaleza y no unos protectores de la misma. Ellos cuidan en todo caso de los animales que les interesan como botín...

Sin cacería los animales de caza aumentan desproporcionalmente.

Estudios de campo de ecólogos han dado por resultado que los animales disponen de un mecanismo interno de regulación de la población: la regulación de las existencias de animales de caza no tiene lugar a causa de la caza. Si hay amenaza de superpoblación, disminuye la cuota de nacimientos...

Los cazadores matan sin causar dolor. amenudo los animales son tan sólo tocados por los disparos. La búsqueda posterior, si es que ésta tiene lugar, dura horas o días. Hasta el disparo mortal los animales se arrastran horas o días enteros con el cuerpo destrozado, las vísceras colgando o los huesos rotos a través del bosque huyendo de los cazadores. También muchos animales, en especial aves silvestres, son alcanzados por el plomo de los cazadores, pero no mueren al momento, porque no han sido dañados los órganos vitales....

La caza es un patrimonio cultural

Bajo cultura se entiende «el conjunto de las manifestaciones espirituales y artísticas… de un pueblo, así como «tipo refinado de vida, educación y formación» ( v. Duden, tomo 5, 1982). ¿Si matar animales pertenece a ello? ¡Seguro que no! Que el hombre se arrogue el derecho de matar por diversión a seres vivos que sienten y que perciben el dolor igual que él, es algo absolutamente inaceptable desde el punto de vita moral...


8 comentarios:

  1. Con la Iglesia hemos topado. Ni los cazadores tienen toda la razon ni los ecologistas tampoco. No hay que demonizar todo.
    El hombre es cazador por naturaleza, al igual que la mayoria de las especies que viven en el planeta.
    Que los hombres juegan con ventaja ? pues si.
    En España la caza genera un negocio estraordinario y no estan los tiempos para cargarse sectores economicos que aun funcionan bien.
    Y que conste que no soy cazador ni me gusta la caza.
    Pero estoy en contra de prohibir y demonizar todo por sistema.
    Saludos

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  2. León, soy una persona que al igual que tu no me gustan las prohibiciones, mi intención con este escrito, es expresar mi punto de vista al respecto de este tema.
    Un besote.

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  3. Hoy he hablado con un cazador y tiene un punto de vista muy diferente al mío. Su explicación es coherente y la acepto.
    Un saludo para mi querido amigo, de verdad que le he entendido.

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  4. Estoy de acuerdo con el comentario de Leon.

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  5. Coincido... En parte, porque éste es un tema muy extenso y complejo.
    Realmente, somos animales, y todos los animales cazan... es lo que tiene que queramos comer...

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  6. Matar para comer si, por diversión no.(Esta es mi manera de pensar)

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  7. Estoy totalmente en desacuerdo con tu título sobre la caza. Sobre el contenido de tus argumentos y sobre todo, sobre la radicalización de no a la caza.

    La caza se practica desde tiempos inmemoriales, como todo en la vida. Se ha ido evolucionando a través del tiempo, la caza, al igual que el cazador, ha ido variando en pos de las circunstancias que acontecen en cada época. Pero el instinto de cazador y de cazar, permanece en la especie humana. Millones de hombres y mujeres cazan todos los años en cotos debidamente regulados por expertos, según la población cinegética así se abaten piezas.

    El cazador, es el primero y más interesado en que haya muchos animales de todas las especies, porque lleva en su genes, la naturaleza, el contacto con los animales, cuidar su entorno, proveer de agua y comida, observar su nacimiento, admirar el habitat en el que se cría y se hace adulto. Cada día disfrutando de la fuerza de la naturaleza para criar en lo que para el hombre son condiciones muy adversas, para los animales, piezas de caza es un paraiso.

    El cazador, el que persigue a una o unas piezas de caza, viendo sus rastros, huellas, heces, olores, subiendo sierras, cruzando a través de tierras a veces incaminables, no es un asesino, es equilibrio del sistema, es enfrentarse a esas adversidades, de lluvia, granizo, nieve, viento, para cazar la pieza y después de abatirla, si pudiera devolverle la vida lo haría con sumo gusto; porque ha merecido la pena pasar esas penalidades para un lance de unos segundos, donde el corazón se pone a doscientas revoluciones cuando tiene la pieza a tiro, arrastrandose por la tierra, agachado en los trigos, la jara, porque las piezas de caza aventajan al hombre en condiciones físicas, están dotadas de vista, oído, olfato, rapidez, velocidad para que el hombre, el cazador, no las abata y solo el cazador, el que verdaderamente es cazador, por su ingenio, su tesón, por su perseverancia, su astucia, la abate, siendo ésta el premio para el cazador y el premio para la pieza cazada, que nace, crece libre y vive para ello, no para morir de enfermedades a causa de su vejez, o de los productos fitosanitarios que los agricultores utilizan y que tando daño hace a las piezas de caza y esa es la causa principal de la disminución de piezas de caza. El cazador no es un asesino, todo lo contrario, admira la majestuosidad de un venado, la destreza de un macho montés, la fuerza de la perdiz cuando emplea su vuelo para eregirse en la más cotizada de la caza menor, la velocidad de la liebre cuando rauda salta de su cama, al javalí que dando la vuelta coge el aire para detectarnos, gruñir e irse de rositas, al corzo que con su vista nos ladra como si fuera un perro, advirtiendonos de que nos ha visto y que no habrá trofeo, a todo eso y a mucho más admira y suspira un cazador.

    Ahora bien, si tu exégesis sobre la caza va encaminada a los que se llaman cazadores de diseño, que les sueltan las piezas desde un camión cuando estan aposentados con su secretario, vestidos en una muy cara boutique, con unas muy sofisticadas armas letales, no podríamos llamarles cazadores de animales; pero el cazador auténtico, dista mucho de esta apreciación. Porque el cazador siente por sus venas el respeto a la naturaleza y a todo lo que conlleva con ella y, en su mente no cabe asesinar, sino, el noble y sublime deporte de la caza.

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  8. Thomas, fantástica tu disertación sobre la caza.
    Te respeto por todo lo que has escrito y en la forma que lo has hecho.
    Un saludo¡

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