Hoy todos tus esfuerzos, horas de estudios y sacrificios, se
ven recompensados. Me siento muy orgullosa de ti querida hija.
Atrás quedaron los trabajos de becaria y a partir de enero
comienzas una nueva etapa de tu vida con un puesto fijo.
Te lo mereces, porque eres una gran persona y sobre todo
porque has trabajado mucho para conseguir este alto nivel.
¡Felicidades princesa!