lunes, 6 de agosto de 2012

La casa de Ana Frank





    Aquella casa me emocionó nada más pisar el suelo. Pensar que me encontraba en el mismo lugar donde muchos años atrás aquella joven y su familia estuvieron encerradas casi dos años, me turbaba.

      Llegar a la puerta secreta, (un mueble biblioteca) donde se comunicaban las casas fue conmovedor. Subí las escaleras que me llevarían a las habitaciones de  la familia Frank, y ya me había trasladado en el tiempo.
El lugar donde dormía Ana con otra persona más, tenía las paredes llenas de fotos y postales.

«Nuestra pequeña habitación, sin nada en las paredes, tenía hasta ahora un aspecto bastante desolador. Gracias a papá, que ya antes había traído toda mi colección de tarjetas postales y mis fotos de estrellas de cine, pude decorar con ellas una pared entera, pegándolas con cola. Ha quedado todo muy bonito» (Diario, 11 de julio de 1942).

     Las ventanas estaban cubiertas por una especie de cortinas negras, no podían ver la luz, ya que temían  ser descubiertos.

        Sentí angustia  y mucha tristeza al recorrer palmo a palmo la casa.
No pude evitar derramar lágrimas al leer:
"...algún día esta horrible guerra habrá terminado, algún día volveremos a ser personas y no solamente judíos..."

3 comentarios:

  1. Gracias por hablarnos de ello. Espero poder experimentarlo algún día.

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  2. gracias a ti, por leerme.Un abrazo

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  3. Es una visita muy recomendada para el que vaya a Ámsterdam

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